1.28.2010

TOKYO
Sigo en abstinencia de café. Después del vergonzoso episodio del papel toalla, en el que mas parecía una obra de arte moderno decorando el baño de Glamm, caí en una profunda somnolencia, de la que aun no me recupero totalmente. De pronto apago donde este y como este, así, sin mas ni mas.

Saliendo del Glam le pedí a Daniel que me buscara un vuelo a Tokio para seguir mi plan del jet lag, ya que en Ny no había funcionado muy bien. En pocas horas estaba yo sentada en primera clase de Japan Airlines, o debería decir, “tirada”?. A mi lado se sentó un mini empresario, obvio que era japonés, y no dejaba de mirarme, y claro si yo aun traía puesto el enterizo de latex, las botas y el látigo en la muñeca. Daniel solo me puso unos enormes lentes negros, un pañuelo fabuloso en la cabeza a lo diva de los ‘50 que va en convertible y un neceser en una mano y a la Picolina en la otra. Mas que una persona con carencia de cafeína parecía una actriz porno con horas extras, borracha y con sobredosis de lo que sea. Entre mis nubes sonaba con llegar al Gôra Kadan, un Spa maravilloso, donde seria masajeada, relajada, y todas las demás adas que se les puedan ocurrir.
Me desperté con un sashimi en la boca y el japonés de al lado diciéndome algo que no entendía…imagino que diría, rico, rico, come come…le escupí el sashimi, y le pegue con el látigo…encantado me dijo algo, y lo volví a golpear, así me pase el viaje de ida a Tokio, golpeándolo cada vez que me despertaba, le pegaba al diminuto japonés que me agradecía con una reverencia.
En medio de mi somnolencia me vi en una gran limosina y al japonés arrodillado en calzoncillos, con lindas medias de terno marrones, que me lamía el taco de una de mis botas, mientras la Picolina montada en su cuello le jalaba el pelo y le daba de bofetadas. Volví a pestañear y ya no era solo un Japa el que me lamía la bota, sino eran 5! Y el del avión azotaba a todos los demás, una escena digna de cualquier film porno de quinta! Me incorpore y empecé a darles de latigazos a los diminutos esclavos, la Picolina gritaba enloquecida, y yo mientras luchaba contra el sueno, abrí mi neceser y saque mi kit de emergencia: mordazas y correas para todos! Y pedí al chofer que nos llevase a Shibuya, exactamente a la calle Sentagai, si, esa por donde pasan millones de personas, por que si querían ser mis esclavos, yo necesitaba publico, mucho publico.
Un calor infernal, pero igual baje a mis nuevas mascotas a pasear por las veredas congestionadas de Sentagai, me senté en “Vidrio” un restaurante español, a ver si me sentía un poco en casa y las mascotas a mis pies, esperaban pendientes una orden mía.
Desperté nuevamente cubierta de papel, pero esta vez no era papel toalla, sino eran cientos de billetes de 1000 Yenes!...Los transeúntes de Shibuya premiaron mi perfecta performance de estautua durmiente y llenaron “vidrio” esa noche.
Imperdible: la exhibición de WAZA KUYA: HAPINESS IS A WARM GUN site de WAZA

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